“…todavía el problema de la
fuerza, de la presión gubernativa,
de las soluciones violentas, en
frente de las formas institucionales,
se agita y persiste con los
mismos caracteres específicos,
cuando no presenta ejemplos de
regresiones súbitas, de saltos hacia atrás,
que ponen la más alarmante duda
en los espíritus observadores,
sobre las verdaderas conquistas
de la libertad y el orden constitucional en nuestro país”.
Joaquín V. González: ‘El juicio
del siglo’
Marco contextual
1.- Socio – Político y cultural
general:
La
Rioja está inserta en un contexto global de incertidumbre, miedo a perder la
fuente laboral – pese a que no hay demasiados antecedentes en el área
educativa, salvo por una ley de incompatibilidad horaria sancionada en la
década del 90 – y a quedar fuera del sistema y, sobre todo, una licuación de la
autoridad, una deslegitimación de los representantes – en todos los órdenes -,
que en definitiva impulsa, permite y sostiene prácticas de resistencia activa,
de respuestas de calle, de alto impacto público a través de su mediatización.
Nada parecen temer más los funcionarios políticos e institucionales que la
visualización pública de los conflictos, y así lo manifiestan. Eso la gente lo
sabe y lo utiliza desde para reclamar por un bache hasta para denunciar
políticas que consideran restrictivas o peligrosas para sí mismos. En
particular esa deslegitimación alcanza al descreimiento respecto de la palabra,
que se ha vaciado de sentido en el discurso público por una trayectoria que
viene mostrando la incoherencia entre el decir y el hacer.
2.- Político normativo:
Se
sanciona a fines de 2006 la Ley de Educación Nacional, posterior a la Ley de
Financiamiento Educativo. En correlación, a partir de 2007 el Ministerio de
Educación de la provincia hace una convocatoria amplia para reformar la Ley Provincial
de Educación.
La
Ley de Educación Nacional crea el Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD)
que, a partir de su implementación, es el canal prácticamente exclusivo con el
que se comunica y trabaja la Dirección General de Educación Superior (DGES), tomando
distancia del Ministerio de Educación de la Nación. La estructura queda
planteada de la siguiente manera: Consejo Federal de Educación (CFE) –
Resoluciones y lineamientos marco – Reunión de Directores de Nivel Superior con
el INFoD – Dirección General de Educación Superior (con su equipo) – Supervisiones de zona y
nivel – ISFD, en un esquema en el cual el Ministerio provincial actúa a nivel
del CFE y en relación directa con la DGES.
Antes
de poner en marcha esta estructura, las relaciones de la Dirección se
establecían con la Dirección Nacional de Desarrollo Profesional y Formación
Docente del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (MECyT), en ese
momento a cargo de Alejandra Birgin, y el financiamiento de las acciones se
realizaba a través del Plan Global. Con ellos ya se hablaba respecto de la
necesidad de reformular el Sistema Formador y del Sistema Educativo en general
y, en particular en el caso de La Rioja, se empezaba a impulsar un proceso de
cambio y fortalecimiento que revisara la excesiva cantidad de ISFD en relación
a la población y las necesidades y demandas del Nivel Obligatorio y del
proyecto de desarrollo provincial. En ese marco fue que se iniciaron acciones
como el trayecto de formación a directivos, el programa de renovación pedagógica
(con sus líneas), los simposios regionales para el desarrollo de las funciones
de investigación y capacitación, mundo contemporáneo y escuela, y el proyecto provincial de formación de
Centros Regionales de Formación Docente, a razón de uno por zona, aprobado por
normativa, entre otros, que sirvieron – al menos en nuestra provincia – de
antecedente de lo vivido entre 2007 y 2008.
Desde
la creación del INFoD, a los efectos de abordar la reestructuración,
refuncionalización institucional y remapeo de ofertas en el Sistema Formador,
la acción de la Dirección estuvo regida por las Resoluciones del CFE Nº 23, 24
y 30/07 para los objetivos y estrategias nacionales, lo curricular, lo
institucional y el desarrollo profesional docente; por las resoluciones ministeriales jurisdiccionales que crearon las Unidades
Regionales de Investigación Educativa y aquella que fijó los términos del
cambio curricular (Res. 1038/08). En los últimos dos años, el grueso del
financiamiento de las acciones llega directamente desde el INFoD y ya no por
plan global.
El
INFoD sostiene una lógica de funcionamiento desdoblada: por una parte,
establece relaciones con las Direcciones Generales de las provincias, por
ejemplo al enviar para consulta borradores de documentos que luego sirven de
base para la discusión y resolución del CFE; y por la otra, pone en marcha vínculos
directos con los ISFD en forma individual, sin que la Dirección tenga
conocimiento de eso ni se la legitime como referente. Esto ocurre pese a que el
INFoD en los documentos resguarda una unidad de planificación y ejecución a
nivel de cada provincia. La estrategia ha traído aparejado no pocos problemas,
por ejemplo que las convocatorias a proyectos de investigación, su evaluación y
financiamiento no pasen por la Dirección y no compartan los criterios ni
tampoco tengan en cuenta las diversas posiciones conceptuales de las provincias
en relación a lo que es la investigación educativa, en este caso, y que han
orientado la normativa para presentación, evaluación y financiamiento
provincial de los proyectos aprobados. Normativa que surgió de acuerdos
regionales alcanzados previamente, en 2006, como una acción financiada por la
Nación a través del Plan Global (Simposios regionales de Investigación y
Capacitación del Nuevo Cuyo). Este caso en particular, y como ejemplo, generó
mucho conflicto a nivel del Sistema Formador en la provincia, porque hay una
práctica instalada que retroalimenta los ‘canales directos’ con referentes
nacionales y desjerarquiza la propia estructura provincial que el Instituto
Nacional dice apoyar. Características parecidas tuvieron los Proyectos de
Mejora, Docentes Noveles, entre otros, y, como se verá, se generó un caldo de
cultivo que luego fue aprovechado por algunos actores del Sistema para socavar
el plan provincial propuesto.
3.- Político partidario:
A
nivel macro, mientras que en la Nación ha habido una continuidad entre una
gestión presidencial y la otra y, en
cierto sentido, una cierta continuidad entre la gestión Filmus y la gestión
Tedesco, en la provincia se vivió un proceso muy traumático a nivel político
institucional y partidario.
En
marzo de 2007 fue derrocado el gobernador que transitaba por su tercer mandato
consecutivo, Angel Eduardo Maza, por parte de su vicegobernador, Luis Beder Herrera,
y la Legislatura provincial, a través de un juicio político, aunque ambos
dirigentes habían transformado su alineamiento menemista por el kirchnerista.
Herrera tuvo un período de transición – en el que se preocupó por estar en
buenas relaciones con todos los sectores - y luego ganó las elecciones para un
mandato por cuatro años que se inició en diciembre de 2007. Mientras en el
discurso y en los hechos para Maza la educación no aparecía como una línea
prioritaria, Herrera manifestó expresamente su interés por mejorar la calidad
educativa como uno de los objetivos principales de su gestión en varias
oportunidades (discursos de asunción, inicio del período legislativo 2008,
inicio de ciclo lectivo 2008 y cierre del mismo ciclo). En definitiva, y en los
hechos, no hubo cambio de proyecto político general sino cambio de proyecto de
facción partidaria y personal. Sin embargo, aunque fuera por una cuestión de
conveniencia política propia, la provincia vino de un proceso en el cual los
docentes sólo percibían los aumentos definidos por Nación – no remunerativos –
y no fueron recibidos durante 5 años en audiencia, a una gestión que abrió
negociaciones paritarias para el sector por primera vez y blanqueó parte de los
sueldos, lo que no ocurría desde 1991.
Pese
a los cambios, y a que la Directora General de Educación Superior era parte del
mazismo, al asumir el nuevo gobierno ella permanece en el mismo cargo hasta diciembre
de 2008. Es cierto que intentaron sustituirla, buscando otros candidatos, pero
nadie quiso asumir. Su permanencia resultó clave para darle continuidad a las
políticas para el Nivel entre 2005 y 2008. Entre los candidatos que se buscaron
para ocupar su cargo – toda gente que trabaja en el Nivel -, hubo algunos
gestores institucionales que en 2008 se resistieron a la ejecución del Plan.
La
permanencia de la Directora General y los lineamientos comunes de una gestión
de casi cuatro años que privilegió la articulación con Nación, la necesidad de
– en el marco acordado a nivel nacional – que la jurisdicción resguarde su
autonomía de decisión, y estableció la relación del Sistema Formador con el
Sistema Obligatorio y con el Sistema Educativo global tal vez por primera vez,
no estuvo exenta de problemas para ella misma como funcionaria. Su condición de
dirigente política y técnica a la vez, la puso en el ojo de la tormenta en
forma permanente. Esto implicó un cruce de tensiones en el marco de una interna
continua que facilitó y obstaculizó, a la vez, sus propias propuestas y las del
equipo.
En
general, el trabajo de la Dirección – que siempre fue comunicado a las
autoridades ministeriales y al INFoD – fue recibiendo la aprobación parcial y
continua de la Nación y, por tanto, no podía ser objetado seriamente por el
Ministerio de Educación de la provincia. Las iniciativas de relevamiento, para
conocer por primera vez íntegramente el Sistema Formador de la provincia, fueron
tomadas en consideración por el INFoD como un antecedente importante para luego
requerir a todas las provincias una evaluación de las instituciones donde se
pondrían en marcha los nuevos Diseños Curriculares Jurisdiccionales.
4.- Contexto Institucional:
Este
relevamiento se hizo en el marco de una Dirección que, pese a la permanencia de
su titular, cambió su estructura de funcionamiento. Hasta fines de 2007, la
Dirección contaba con una Coordinación Técnico Pedagógica como segunda línea,
que articulaba todas las acciones con sus referentes y en relación a todo el
equipo. A partir de la creación del INFoD, la DGES se dividió en cuatro áreas
con sus respectivas coordinaciones: Desarrollo Institucional, Desarrollo
Curricular y Profesional Docente y, por decisión provincial, un Área de
Investigación y Evaluación, en tanto se mantuvo la Coordinación técnico
pedagógica para articular las áreas, pero a cargo de otra persona con un estilo
diferente de gestión.
Básicamente
en función de los tiempos perentorios y el volumen del trabajo puesto en juego
para la transformación, desde un principio la lógica fue: la articulación
ocurría a nivel de Coordinaciones de área – como una mesa chica – que no
siempre bajaba a todo el equipo, y cada área trabajaba por su cuenta, sin
generar trabajos interáreas. Tanto fue así que, por ejemplo, Diseño Curricular
no capitalizó las experiencias que se generaron en los Proyectos de Mejora, o
que, en el relevamiento institucional, sólo hubo consultas interpersonales
respecto del proyecto general y finalmente el equipo, integralmente
considerado, tomó conocimiento del Plan General y de otras acciones después de
que el Ministerio decidió difundirlo entre los ISFD de una de las zonas, la que
comprende a Capital.
En
la llamada ‘mesa chica’ fue donde se plantearon los objetivos provinciales de
la política para el Nivel, las acciones, los cronogramas, en el marco de los lineamientos
nacionales. Y también ese Plan General de Acción de abril 2008 el equipo en su
totalidad lo conoció a la par de los ISFD. En ese momento, uno de los
integrantes del Equipo reclamó por esta fragmentación hacia el interior de la
propia Dirección, pero eso no fue tenido en cuenta en adelante.
La
dinámica de esa ‘mesa chica’ estuvo cruzada por enfrentamientos y problemas
vinculares de cierta gravedad. En el medio del proceso, tales conflictos
trajeron aparejados un cambio traumático en la coordinación de una de las
áreas, la asunción de un nuevo responsable y un cierto ambiente caótico que
ganó al equipo, cada uno ocupado en algo en particular y perdiendo la
posibilidad de visualizar íntegramente el proceso. Quien abandonó esa
coordinación tuvo que volver a sus funciones habituales, en dos de las
Instituciones de Capital. Una de esas instituciones es la que lideró luego el
proceso de resistencia al plan. Es, además, en esa Institución donde el
Ministro de Educación actual tiene a su cargo espacios curriculares. Integrantes
del equipo de gestión institucional de ese ISFD asumieron la conducción de la
DGES desde enero de 2009.
En
el ámbito de los ISFD hay un imaginario consolidado respecto de lo que implica
ser parte del equipo técnico que es, cuanto menos, ambivalente: por una parte,
los técnicos se constituyen en una especie de figura de peso jerárquico –
aunque no lo tengan - al que se le desconfía y, por lo tanto, se le oculta
información. Por la otra, se alimenta una imagen del burócrata, que hace uso y
abuso de sus prerrogativas, que no está en las instituciones y por lo tanto,
trabaja – cuando lo hace – en un escritorio, cómodo, y sin relación con la
realidad.
En
el Ministerio provincial de Educación los equipos técnicos no son parte de su
estructura. Los técnicos acceden, en la mayoría de los casos, por afectación de
horas o de cargos que puede ocurrir a pedido de las Direcciones, por demanda
del propio docente o porque hay una decisión ministerial, por ejemplo, que
define que se desarme un equipo o se afecten determinadas personas y se las
‘envía’ a una determinada Dirección.
En
el caso de esta Dirección, el grupo humano no funcionaba como un equipo,
literalmente, y algunos de sus miembros eran reticentes a poner en juego su rol
profesional firmando sus propios informes - cuando preveían que podían resultarles conflictivos -, o en
general los informes eran descriptivos.
Por
otra parte, la Dirección y su equipo mantienen relaciones esporádicas con los
ISFD, sobre todo a través del papel. El proceso de visitas institucionales, por
ejemplo, sorprendió a algunas Instituciones - según sus propias palabras - porque
fue la primera oportunidad en que miembros del equipo se presentaban en algunos
Profesorados del interior desde su creación para conocer su funcionamiento.
Tampoco
fueron fluidas y articuladas las relaciones entre las Direcciones Generales y
con la Dirección de Planeamiento.
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