Apartado Metodológico

Apartado Metodológico




El análisis institucional de los datos relevados estuvo regido por dos dimensiones:

-       una constituida por variables macro y externas al Sistema Formador en sí mismo, que actúan como condicionantes estructurales dado que son propias del Sistema Obligatorio, destinatario de la formación de docentes. Estas son: población, tendencias demográficas, necesidades de las escuelas primarias y jardines; cantidad de docentes inscriptos en padrón y de alumnos que actualmente cursan las carreras docentes de nivel inicial y primario, en todos los casos por zona, y decisiones políticas que modifican las necesidades actuales, como la universalización del nivel inicial.

-       Otra integrada por variables propias e internas del Sistema Formador: localización de las ofertas por zona; facilidad del traslado en relación a la residencia de alumnos y docentes; infraestructura; acceso y uso de los recursos tecnológicos; conectividad;  costos estimados de alumnos, egresados y de sostenimiento institucional básico de cada ISFD; producción en capacitación e investigación en relación a horas institucionales y formación del cuerpo docente; trabajo integrado en equipos e interdepartamental; coherencia entre los DCI, proyectos de cátedra y libros de temas; fortalezas y debilidades de la formación inicial; proceso de la práctica y residencia; articulación del ISFD con las escuelas asociadas; gestión y dinámica institucional; nivel y tipo de participación de los actores; apropiación y cumplimiento de la normativa; organización documental de la institución; clima institucional; flujos de comunicación; razones de la deserción y desgranamiento

            La evaluación institucional encarada se estructuró en tres etapas bien diferentes o subproyectos:

1.- En primer término, y junto al Área de Desarrollo Curricular, entre setiembre y octubre de 2007 se envió a todos los ISFD de la provincia – que forman para todos los niveles del Sistema Obligatorio – un cuestionario para relevar datos institucionales, curriculares, de desarrollo profesional y contextuales básicos. Esos formularios fueron completados por autoridades institucionales. Luego, entre noviembre de 2007 y marzo de 2008 se sistematizó y analizó la información que, con el cruce de datos proporcionados por fuentes como JUETAENO (padrón vigente al inicio del ciclo lectivo 2008), INDEC La Rioja, Comisión Provisoria de Evaluación de Antecedentes para el Nivel Superior, Unidad de gestión de la Investigación, Cabecera de REFEPEC, Presupuesto del Ministerio de Educación, entre otras, dio lugar a un primer informe de situación difundido entre los ISFD en abril de 2008 y completado en su versión final al mes siguiente. Ese informe fue sometido a la revisión de una experta del Ministerio de Educación de la Nación, la Lic. Clara Abruzky, que lo aprobó si bien advirtió que para ser un Diagnóstico carecía de interpretación y recomendaciones técnicas. Previamente, había sido objetado en forma parcial por la Dirección General de Planeamiento de la provincia.

2.- En segundo término, y junto a la Unidad provincial de Investigación y Evaluación de la DGES, el área de Desarrollo Institucional elaboró un subproyecto tendiente a obtener datos de naturaleza cualitativa que nos permitieran completar aquel primer informe, basado en los indicadores que la Coordinación técnico – pedagógica de la Dirección y las coordinaciones de las tres áreas de Desarrollo acordaron como más significativos de obtener en abril de 2008. Esos datos fueron relevados a través de visitas institucionales que, sin previo aviso para observar in situ y en la dinámica regular de cada ISFD, registró un equipo de 2 técnicos y una secretaria de la Dirección entre fines de agosto y principios de octubre. El equipo estuvo conformado regularmente por las dos coordinadoras del Área de Desarrollo Institucional – una psicopedagoga de larga trayectoria como técnica y docente y una licenciada en comunicación y magíster en sociología y ciencia política – y la secretaria de la Directora General – docente y estudiante universitaria avanzada de ciencias de la educación -, aunque en dos oportunidades alguno de los miembros del equipo fueron suplantados por la Coordinadora técnico-pedagógica y el referente provincial de Proyecto de Mejora Institucional. En cada ISFD se hizo un registro de la lectura institucional y si bien se pretendió entrevistar a todos los actores, se conversó – según los casos - con los equipos de gestión o sólo con los directivos, en algunos casos con los docentes que estaban presentes, en ciertos casos con el personal codocente y en todas las oportunidades con alumnos. Los registros detallados de esas visitas fueron elevados a la Dirección General y una síntesis de esos escritos se enviaron semanalmente al Ministro, la Secretaria de Gestión Educativa y las coordinaciones de cada Área. También fueron recibiendo informes parciales autoridades y técnicos del INFoD.

3.- Por la naturaleza de los indicadores que se consideraba necesario relevar, el Área de Desarrollo Institucional pretendió sumar la participación de los Supervisores de zona y nivel. Por esa razón, en julio de 2008 se enviaron dos cuestionarios a las sedes de supervisión: uno que relevaba datos institucionales y otro para datos relativos al desarrollo de cada oferta de formación. Los supervisores  tenían plazo hasta el veinte de agosto de 2008 para completar los formularios de los ISFD donde se cursan profesorados para nivel inicial y primario y hasta mediados de octubre para remitir los correspondientes a las ofertas de media y modalidades especiales. A la fecha de confección del informe, sólo obraban en la Dirección General los envíos de la zona de Supervisión II  y en forma parcial los que correspondían a la zona IV. De otras zonas los datos llegaron parcialmente y a destiempo. Los borradores de los cuestionarios fueron revisados por la Coordinación General y por miembros del equipo técnico de mayor experiencia en la gestión y evaluación institucional, además de ser testeados por integrantes del equipo técnico con formación docente y experiencia en el aula y en la gestión. Una copia de los originales fue remitida a la Dirección General de Planeamiento, a pedido de la Directora, y al INFoD.

            Los subproyectos 2 y 3 respondían al siguiente Diseño definido en abril 2008 por las coordinaciones de la DGES:


“1.- Se realizarán visitas de observación a todos los ISFD de la provincia por parte de un equipo de la Dirección de Educación Superior integrado, en lo posible, por tres personas, a lo largo de seis meses.
2.- Durante las visitas, se organizarán reuniones separadas y simultáneas con directivos y docentes que se encuentren en ese momento en cada Institución, por una parte, y con los alumnos, por otra.
3.- En la reunión con directivos y docentes, el temario prevé abordar las principales problemáticas relativas al desarrollo profesional que los preocupan, se recibirán sugerencias, aportes y pedidos.
4.- En la reunión con alumnos (priorizando en particular a los de los últimos años, a quienes se ubicará en un solo lugar físico) se planteará el siguiente temario:
- nivel de satisfacción con la carrera que siguen;
- recursos utilizados en los procesos de enseñanza y aprendizaje;
- indagación sobre algunos contenidos disciplinares (en función del libro de temas);
- aspectos personal, disciplinar e institucional del cuerpo docente, no docente y las autoridades de la Institución;
- cómo se ven ellos mismos frente a su futuro desempeño profesional;
- cómo creen que son vistos por la Institución
- cómo ven a las escuelas donde trabajarán, qué conocen de ellas;
- en general, facilitadores y debilidades de la misma oferta de capacitación.
5.- De cada reunión se levantará un registro, dando cuenta de lo ocurrido.
6.- Además, se observará y registrará:
6.1.- Lectura de la Institución al llegar y durante la visita: qué hay en las paredes; actividad de la gente en todos los sectores; comunicaciones; iluminación; limpieza; estado del mobiliario; libro de firmas; ubicación y presencia del personal de bedelía y secretaría en sus lugares de trabajo; actividad áulica; y todo aquello que pudiera llamar la atención de los visitantes.
6.2.- Comparar algunos proyectos de cátedra, al azar, con libros de temas y DCI. Observar si existen, si están completos, si guardan relación y si existe renovación y actualización.
6.3.- Consignar modos de la relación entre los actores, nivel de lenguaje oral según la propia expresión de los actores y en general cómo se establece la comunicación entre ellos.
7.- Con la información obtenida, el equipo de Educación Superior elaborará:
7.1.- Una respuesta específica, cuando corresponda, a cada Institución, tratando de colaborar, asistir, cooperar con las problemáticas que presente y canalizar sus inquietudes.
7.2.- Una matriz de datos general, donde concurra la información de todas las instituciones que servirá de base para la elaboración de un informe general para fin de año”.



Observaciones del equipo:

            En relación al Diseño, el equipo observador intentó permanentemente adecuar la dinámica de la visita al funcionamiento y las características que presentaba cada institución en el marco de su propia jornada. En las entrevistas, además de los indicadores previstos, se abrió la posibilidad de recibir y responder a las dudas e inquietudes de los actores sobre todo en relación al proceso macro de transformación; y se profundizó sobre todo en la práctica y residencia, que resultó ser entre los alumnos una dimensión de la formación aparentemente mucho más determinante de lo que el equipo concebía antes, en relación a: la ratificación de la carrera; deserción; asunción del futuro rol; evaluación de su propia formación inicial y expectativas laborales, entre otras.

            Cabe señalar que, dados los tiempos en que las autoridades solicitaron la entrega del informe final, hubo dos decisiones tomadas al calor de la acción: por una parte, no se visitó un ISFD del interior porque el equipo contaba con datos de una visita previa, bastante cercana, y la certeza – compartida por el propio Instituto – respecto de la saturación de la oferta en la zona; y por la otra, finalmente se decidió incluir dos  Profesorados de larga trayectoria, uno en el interior y otro en Capital, que no habían sido consideradas en el cronograma original, porque más allá de sus características institucionales y contextuales, evidentemente jugó un papel importante en el equipo el peso de la tradición de ambas instituciones en relación a la formación que ofrecen. Fue interesante tomar contacto con estos cotidianos institucionales. 

            El equipo encargado del relevamiento pudo percibir sobre el terreno un clima general caracterizado por: la sorpresa respecto de que se concreten visitas de parte del equipo; la sorpresa y la desconfianza en relación a los objetivos que se explicitaban; el temor a la relación entre los resultados de esa evaluación y un eventual cierre de la institución o la oferta, que en realidad habla de una desconfianza general respecto del discurso político y su falta de coherencia con las prácticas; observamos también que ‘la voz’ de la institución siempre recae en el directivo, en algunos casos junto al equipo de gestión y en pocos casos se comparte con el cuerpo docente que en ese momento estaba presente. La novedad fue escuchar la voz del alumno, como alguien que fue  expresamente convocado por el equipo. Que los alumnos hayan sido escuchados generó en la mayoría de los casos cierta inquietud, hasta incomodidad, de parte de los directivos, quienes en la mayoría de los casos requerían inmediatamente información acerca de sus dichos.

            A lo largo de la evaluación los procesos se desagregaron en etapas bien diferenciadas: a nivel de iniciativa y diseño del proyecto, en general hubo participación activa de integrantes del equipo técnico que hicieron aportes, sugerencias, correcciones, etc; la etapa de recolección de datos fue un trabajo circunscripto a unos pocos, y cuando se empezaron a sistematizar y socializar esos datos, y se analizaron y cruzaron, aparecieron objeciones tanto de índole metodológica como epistemológica que tendían a relativizar la información. Entonces quedó muy claro cuándo el objeto es sujeto y viceversa.

            Un desafío metodológico fundamental para el equipo evaluador fue decidir entre resguardar la identidad de las fuentes, como exige el secreto estadístico, o develarlas para enfrentar de esa manera los cuestionamientos al trabajo en relación a quién había dado la información y en qué oportunidad, que tendían a relativizar los resultados de la etapa cuantitativa. La opción ha sido la de preservar el anonimato para esta publicación, basados en la tranquilidad de que está en nuestro poder y en el archivo de la DGES copia y originales remitidos por los ISFD y otros organismos oficiales. Este recaudo, sin embargo, puede hacer poco para contrarrestar la imagen negativa que tienen los datos estadísticos para muchos de los integrantes del Sistema Formador; para cambiar una práctica típica del Estado, que no facilita el acceso a información pública ni siquiera entre sus propios integrantes; y por otra práctica del Estado que toma los relevamientos como un trámite burocrático más cuya información no se aprovecha. En realidad, tanto en investigación como en evaluación, la utilización de técnicas cuantitativas o cualitativas depende del objeto y de los objetivos de cada trabajo. No hay un método o técnicas que ‘per se’ legitimen los resultados.

Como dicen Ruth Sautu et all (2005; ‘Manual de Metodología’; CLACSO; Buenos Aires, pág. 26): “Nuestro lema es que no todo sirve para todo; que los marcos teóricos vinculados a objetivos de investigación plantean requisitos que deben ser cumplimentados con metodologías específicas”.


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